No importa cuanto lo ignores, no importa cuanto pienses que no vale la pena aceptarlo, ni fingir que se vuelve transparente, es imposible dejarlo a un lado, darle menos importancia que la nota mas baja, cosas así nunca pasan desapercibidas, no hace falta preguntarse cuantas veces han pasado ya estando así, y cuantas se han superado, pues a veces la gente perdona, pero nunca olvida, o por lo menos no cosas como esas. Y es que duele tanto ver como las personas queridas se autodestruyen, duele tanto ver como sonríen inocentemente mientras caminan hacia la boca bien decorada de la cueva sin fondo. Y es que se siente tan mal cuando uno se da cuenta que se ha mezclado con el problema circunstancial, grande y difícil pero finito de la persona preciada. Y nunca es suficiente decirnos que no nos afectara, pues de cosas como esas, es de lo que estamos hechos.
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